jueves, 11 de junio de 2015

LOS CUATRO POSTES




No me extraña que te enamoraras, no me extraña,  viniendo de donde venías y hallando lo que hallaste.
Piedra sobre piedra, fortaleza inexpugnable donde velar tus sentimientos, laberinto de calles de fantasía, rumor de Dios en cada ángulo, en cada esquina.


¡Qué bonito, madre! Cuantas veces lo decías.
Y ahora, por mis labores, el destino aquí me envía…

Y veo tu cara de niña,
reflejada en las murallas,
la ilusión de tus mejores años,
brillando en cada retazo,
en cada piedra, en cada hueco, en cada sombra…

Y me siento lleno, me siento pleno,
me siento Ávila,
en tu sonrisa,
cuatro postes la sustentan,
nunca la vi tan bonita.

En la posada me escondo,
mi compañera de cama,

se llama, Melancolía.


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