¿Quién te crees que eres?,
¡Eres un imbécil! ¿lo sabías?,
Cagas, meas, ríes, lloras…
Y el mundo no gira a tu alrededor,
aunque a pies juntillas así lo creas,
¡que te quede claro!.
Y el caso es que te llegué a apreciar,
afirmaría incluso que te admiré,
afirmaría incluso que te admiré,
que llegué a ver en ti un camino claro,
mas lo cierto es, que la mentira, la ruin miseria,
acabó por asomar, como siempre hace…
Más pronto que tarde salió de su agujero la cabeza de la serpiente,
y es que la quimera muere en sí misma,
estrangulada a manos de la contradicción,…
Te sirves de una ficción transitoria, que el tiempo pondrá en su sitio,
condenando a tu yo y tu ahora,
a deambular en breve, por el páramo de las solitarias almas…
¡Ahora te crees fuerte,… inmenso!,
y de tu efímera fortaleza te sirves para no consentir,
que cabo alguno se desate y distorsione tu falso mundo.
Pero insisto… el tiempo coloca todo en su lugar,
y mucho me temo, que a estas alturas de tu vida,
ni quieres, ni puedes, reconducir a puerto el velero de tu existencia.
Ahora haces y deshaces con firme mano,
tergiversando y urdiendo, manipulando y mintiendo,
humillando si es preciso mientras blanqueas tu estampa,
a golpe de despropósitos, abriendo heridas en entes que la circunstancia,
puso en tu camino y tomaste como muñecos, de pim, pam, pum…
No es rencor, te lo aseguro, jamás ha anidado en mi alma tal sentimiento,
tan solo es lástima,… exagerada lástima…
Quizá me he pasado contigo…
Siento haberte llamado imbécil,…
No es correcto faltar… no es de Ley sentenciar…
Tan solo quiero decirte, que lo que sí es de Ley,
lo que es humano… lo que es cabal,
es tratar de abrir los ojos, aunque quizá no lo merezcan, a aquellos semejantes que se equivocan,
aunque estos nos hagan daño e incluso traten de destrozarnos la vida, con tal de conseguir sus fines…
Porque aunque no lo creas, pienso que todo el mundo es bueno,
incluso cuando me demuestra lo contrario…
No te odio… te doy mi palabra,
pero siento por ti una infinita lástima…
Tampoco aportas nada a mi existencia,
ni grado alguno de afectividad nos une,
ni quizá nos ha unido nunca,
pero la caprichosa vida nos ha puesto a uno,
en el camino del otro.
Yo te dejo pasar, y tú te empecinas,
en hacerlo por encima de mí,
en vez de rodearme, y continuar tu ruta.
Lo curioso es que quedo quieto en el suelo del sendero,
y siento tus repetitivos pasos deleitándose en su pisoteo sobre mí,
sin que tu marcha avance.
Tú mismo, ¡que el que se cae se levanta y vos ya se cansará!,
ni por asomo dudes de que tarde o temprano continuaré mi camino,
cuando tu tiempo pase…
Y el día que me cuenten que ya deambulas por decrépitas tierras,
mi palabra te doy que para nada me alegraré, mas seguiré mi ruta,
más firme que nunca, con la mochila de la experiencia a mis espaldas cargada.
Me he quedado muda, aunque ya entré con pocas letras entre mis dedos..
ResponderEliminarDebe de ser muy imbécil..
Rematadamente Blanca, rematadamente... Un besote y muchas gracias por el comentario compi :))
ResponderEliminar¡impresionante descripción de un imbécil!...lo he sentido alguna vez y por eso te entiendo perfectamente...hay personas a las que por desgracia tenemos que tratar y que, además de no aportarnos nada ni bueno ni malo, tratan de hacernos daño gratuítamente....espero que desaparezca de tu vida pronto y deje de fastidiar...por lo menos tienes la facilidad de saber expresarlo que ya es mucho...
ResponderEliminarHay gente que es mejor no encontrársela por el camino, solo aportan problemas.
ResponderEliminarHay personas que es mejor no encontrarte en el camino, no aportan nada positivo.
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