Sara solloza
en el sofá, pesarosa con la cabeza envuelta entre las manos. No hay rímel asimétrico descendiendo desde
sus pestañas, básicamente por dos cosas: El rímel es un objeto de lujo que no
está al alcance de todos y además tampoco es necesario tras meses y meses de
confinamiento en casa.
Todo empieza
como un juego; sí, parece un puto juego… Un virus que asoma en China (es
curioso que cuando te dicen te ha tocado la china, parece una cuestión de
fortuna o de exceso pre-risas-mil… ¡yo me entiendo!), algún caso puntual de
contagio en Europa… ¡Todo controlado! Nos dicen… No pasa una semana que el
centro en el que trabaja cesa puntualmente su actividad consecuencia del bicho…
-Lo sentimos, pero si hacemos teletrabajo no tiene sentido que vengas a limpiar
aquí… -Estate tranquila, nos haremos
cargo de todo, si no lo hará el Estado… ¡Se fuerte, pronto nos veremos!... Al día siguiente, el Estado ordena quedarse
encerrados en casa, tanto a ella como a los suyos… ¡Tranquilos, tranquilas…
todo está controlado… nadie se quedará desprotegido!... Y Sara, aunque pudiere parecer una
frivolidad, hasta lo ve con buenos ojos… Tengo un hijo inmunodeprimido, piensa…
¡Año y medio luchando contra su cáncer y ahora arriesgar saliendo a la calle
para traer un nuevo problema a casa…! ¡Mejor así, además nos arropan!...Y así
lo hace, ¡a rajatabla!, encerrada en un piso de apenas sesenta metros, como
tantos y tantos… Bueno, con un matiz importante… Un segundo piso en un edificio
de nueve, compartido por cuatro personas y además orientado al norte… vaya, que
ni un jodido rayo de sol en todo el día… Por suerte, el otro hijo lo está dando
todo, pero no deja de ser un joven a quien todo esto supone un matiz puntual en
una vida que ya tenía idealizada de un modo totalmente distinto y en la que
observa todo esto como una mera y puntual anécdota. Los días pasan, no hay ingresos por el ERTE
tan provisional que prometían, Hacienda no devuelve lo que le debe (y es mucho),
tampoco responden los servicios sociales tras haber pasado ya año y medio desde
que al chico le reconocieron una discapacidad del 79%.... No entra un duro en casa ¡Ni un duro!...
¡Pero tranquilos… el Estado os protege! En
tanto, personas mayores ceñidas al alma con las que sólo contactar por teléfono…
Personas solas incapaces de entender que en el ocaso de sus días el mundo… Por
suerte, la vida les ha enseñado a ser fuertes (han dejado demasiada gente el su
camino), por suerte, su puntual salud o el hecho de estar en el lugar adecuado
en el momento hiperpreciso, les está salvando la vida…
Llamadas de teléfono,
whatsapps… todos te dicen estar bien… todos te dicen tener algún caso cercano,
ya sea de infección o de muerte, todos te hablan de su mal momento laboral… Pero
todos con la mochila tirando, todos dándole al remo, todos, tarde a tarde,
dando un homenaje a esa gente sencilla que, por su profesión, toca el cielo de
la entrega hacia los demás sin siquiera habérselo propuesto; simplemente por
pura profesionalidad, humanidad y empatía…
Todos… sí… ¡lo recalco! A mí no
me van los aplausos cuando cada día nos dan cifras de cientos y cientos de
muertos, pero reconozco que es una bonita consideración el aclamar día a día a
todos aquellos que se lo dejan todos por los suyos, ya sean sanitarios,
policías, militares, reponedores, personal de limpieza, cajeras, carniceros,
polleros, conductores, celadores, sacerdotes, orientadores, profesores y tantos
y tantos otros….Os contaré mi día a día… Todos los días, a las doce, en Madrid
se hace un minuto de silencio… Todos los días, desde mi terraza y a los
decibelios que pueda dar el bafle cutre que compré para tocar mi guitarra
eléctrica, suena el Toque de Oración en mi calle… un sentido homenaje a todos
aquellos que dieron su vida en una nación maravillosa como la nuestra… Luego,
por la tarde, en el momento de los aplausos de las ocho, llevo semanas culminándolos
cada día con nuestro Himno Nacional, en un reflejo de unión, sentimiento de
solidaridad y la glorificación de la historia y nuestras tradiciones… A partir
de ahí, soy comprensivo con quien sigue bailando desde sus terrazas, soy
totalmente entregada a toda esa gente que demuestra ganas de vivir por encima de
la desazón de tanta muerte y crueldad.
¡PUES SABÉIS
UNA COSA?
¡YA HE SOLTADO
LASTRE Y CON TODO ESTO, QUE TAN SOLO ES UN POQUITO….!
¿PENSAIS NI
POR ASOMO QUE DE ESTA NO SALDREMOS?
Solo pido una
cosa, por dios…. Haced un poco de autocrítica y ser por fin personas
Hola Compi, "toda esa gente que demuestra ganas de vivir por encima de la desazón de tanta muerte y crueldad", creo que la esperanza da mucho sentido, el director de la OMS... en medio de este va y vine dice "Hope", y creo que es la humanidad misma, en este mundo que parece quebrarse, pero hay mucho porque contimuar, Un abrazo enorme a ti y toda la familia
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