En sus habitaciones, los hijos estudian
online. Están perplejos; responsablemente perplejos encerrados en sus cuartos,
tratando de digerir que es lo que nos está ocurriendo…
¿Quién está tras la puerta? … No llama,
no pulsa el timbre, pero lo presiento, sé que está ahí…
No, no me estoy volviendo loco, pero
cierto es que de un tiempo a esta parte visto de centinela y es esa tensión la
que me hace sentirme vivo.
Todos los días, a todas horas llegan
noticias… terribles noticias… Un familiar, un vecino, un buen amigo…
Año y medio luchando por el tumor que
golpeó a un hijo y, ahora que todo tiene color esperanza, ahora, después de
tanta lucha y desvelo, todo parece más sombrío que nunca y soy más centinela
que nunca…
Me duele en el alma pensar en esa gente a
la que sus allegados no pueden despedir como es debido… Me destroza el saber
que tanta y tanta gente mayor se encuentra tan sola y vulnerable… Me agrieta el
alma la incertidumbre de lo desconocido…
Pero también me da alas el saber que
estoy rodeado de tanta y tanta gente buena… Sanitarios, reponedores, policías,
limpiadoras, militares, estanqueros, quiosqueros, transportistas, voluntarios…
Tanto y tanto corazón, tanta solidaridad
y comprensión, tanto sentido común y generosidad…
Yo creo en Dios, sí y seguramente algunos
de ustedes no… Pero permítanme que les diga que en sus gestos y entrega es
donde está la verdadera esencia de la deidad…
Amor por los cuatro costados, motivación,
lealtad, amistad, fraternidad, compañerismo, empatía…. Valores, un demencial vendaval
de valores…
Saldremos de esta y no dudéis que
nuestras espaldas están hechas para llevar cuanta carga se precise, porque
somos como somos, porque somos extraordinarios…
Queda camino que andar, nadie dijo que
fuera fácil… pero lo conseguiremos compis.
Cuidaros mucho…
José Carlos
Sigue adelante Compi, como bien dices hay cariño y solidaridad por todos lados, un abrazo enorme
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