Una explosión, como pasa el tiempo,
¿quién soy ahora?, no me reconozco en el espejo,
el reloj marcó la hora, campanadas de miedo,
quería que el mundo parase… traicioneros nervios…
Y no, no se paró ni el mundo, ni el tiempo,
incluso no caí, en el desaliento,
fueron canciones mis versos, montañas de amor,
coronadas por azures
de esperanza,
fueron acordes los truenos y los relámpagos, calma,
y a la espalda, una mochila y fuerza para llevarla.
A perro flaco, todo son pulgas, así dice el refranero,
un quiero, pero no puedo, la vida dando la murga…
creo en la utopía, se conducir en curvas,
ya pasará el invierno, despejarán las brumas…
Y sonreís, vuestro rostro ahora es brillo,
de la noche a la mañana nos sonrió la vida,
parece pasó la tormenta, parece, se ahogó la duda…
Y la vida en cabestrillo,
con el alma agradecida,
y al corazón sacando brillo…
Felicidad por bandera,
parece que hoy, vencimos.
no se ha acabado la guerra,
pero que bien nos sentimos.
Qué felicidad y qué alegría leer éstas, tus hermosas letras y lo que significan!!!
ResponderEliminarUn abrazo con todo el corazón, querido José Carlos!!
Lau.
Son letras amiga... ¡pero con que timbre salen!... Gracias por estar ahí siempre
EliminarHermoso texto que refleja las circunstancias de la vida. Un abrazo cruza el océano.
ResponderEliminarGracias por ese abrazo tan cercano aun con océanos en medio. Besos
EliminarEn el camino de la vida encuentras de todo, alegrías y tristezas, pero se debe continuar. En estos años de silencio he padecido pérdidas irreparables que me acompañan. El tiempo pasa, y sigue pasando. No importa. Lo que vale es saber que cuando uno vuelve, quien fue el amigo aún está ahí. José Carlos! que bonitos poemas he leído en tu Blog, como antes, como siempre. El de tu hijo y éste que me arranca una lágrima, son preciosos. Un abrazo amigo.
ResponderEliminarOtro enorme para vos, Zuni. Me alegra mucho saber de ti, amiga
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