Me he echado una nueva amiga,
cuyo nombre es, Esperanza,
es risueña, decidida,
es valiente, comedida,
paciente y de buena pasta.
Me llama cada mañana,
me visita al mediodía,
por las tardes me acompaña
y en la noche me vigila.
Atusa mi poco pelo
y cuando yo me desvelo,
no me falta una caricia.
que reconduce mi sueño,
eliminando tormentos,
y si no los borra, al menos,
me coloca entre los dedos,
de la vida un nuevo prisma,
como bálsamo a mis miedos.
Esperanza, tu eres grande,
mas yo me siento pequeño.
La Esperanza no te abandona nunca, querido amigo!
ResponderEliminarNo la pierdas vos. Aferrate a ella y a la Fé!
Un fuerte abrazo desde el alma, José Carlos.
Lau.
Cuanta razon tienes, ella siempre esta avivando nuestro corazón cuando más lo necesitamos, es una llamita de vela, un faro en medio del mar siempre cercano y que espero siempre este a tu lado.
ResponderEliminarMuchos besos y abrazos ronroneados ^_^
Hermoso José Carlos, y es ta importante esta amiga, que sin ella, no avanzamos, hermoso poema, un fuerte abrazo con todo cariño
ResponderEliminarFíjate si he vivido, y todavía tengo esa amiga que me hace renacer cada mañana.
ResponderEliminarBonita poesía.
Besos para ti y Pilar
Precioso amigo!
ResponderEliminarEs todo un placer leerte, cuando la poesía es bonita y te hace sentir, mientras persigues tus palabras por el escrito, echándole imaginación.
Me alegro de que conozcas a la Esperanza!
Un abrazo Compi!
No dudéis, que tod@s vosotr@s, sois parte inseparable de esa Esperanza, amiga mía.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo a tod@s y gracias por vuestros comentarios.