NIEVE

Entre asedadas sábanas,

al calor de la fiel compañía,

se presentó la mañana,

en cautivante delicia,

nieve que acogedora y fría,

cubría los empedrados,

pinos que enamorados,

sobre si la recogían,

y un suspiro del poeta,

que asomado a la ventana,

volaba como saeta,

sobre las nubes blancas.

Superlativa estampa,

que mis versos reclamaban,

pluma que encandilada,

buscaba el lienzo con ansia,

trazando signos curvados,

con aromas y fragancias,

que volaban hacia el éter,

desde los albos sembrados.

Clara alborada que silente,

te acercaste a mi alcoba,

para dejarle un presente,

a este espíritu que goza,

cuando a tu musa se antoja,

pasar un ratito a verme.