Una princesa lloraba,
encogida en un rincón,
de un castillo que manaba,
lágrimas de incomprensión,
por la ventana asomaba,
buscando hallar la razón,
ante un mundo que la ahogaba,
y le robaba el amor.
Cuando rondaba la noche,
a los sueños se aferraba,
esperando que el destino,
a modo de dulce cuento,
le presentara a una hada,
que acallara su lamento,
con caricias y guirnaldas.
Y hete aquí que del viento,
surgió una madrina oscura,
no porque fuere siniestra,
sino porque era una buha,
que con sus sabios consejos,
en madurez engastados,
dijo a la bella princesa,
“hay cosas que no interesan”
que no es amor lo que vives,
ni cariño el que recibes.
Que quizá algún día surja,
quien en principio tú esperas,
en un alazán cabalgando,
o quizá humilde venga,
tranquilo por el camino,
con tan solo un simple hato,
rebosante de cariño,
para dártelo en regalo".
Escucha al que trova en la senda,
Que hacia el cariño conduce,
Y que canta con voz dulce:
“Es amor el que se entrega,
sin esperar nada a cambio,
sin cobardía ni excusas,
con sus momentos amargos,
siempre ausente de entretelas,
de mentiras y escondites,
consecuente con sus actos,
y valiente a los envites,
que la pasión es ilusa,
si el amor es solo excusa,
para darse un buen convite”
Te superas día a día.Sabes reflejar las vidas de los demás en unas cuantas palabras
ResponderEliminarJoer, que poema más bonito, cada día quedo más impresionado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso texto el de la princesa y la buha. Un saludo y a seguir llenando los corazones.
ResponderEliminarQue generoso eres!Que bonito el poema y qué bonito ( y cierto) lo que dices en el. Yo también he puesto princesas y buhos en mi vida, y ahora hay más color en ella. Yo lo hubiera dicho peor. Gracias por leerme el pensamiento!Un abrazo
ResponderEliminarBello, bello. . .
ResponderEliminar