Silencio, venerable alivio que aguarda a la madrugada para
alojar su sello… Clandestino en la negrura vivificado por suspiros de tensa
calma…
Señor de la conformidad rendida.
Silencio que lucidez me aportas, sigilo, que mi llanto
soportas, sombra de perenne calma… Mi corazón, no se rinde… decidió jugar sus
cartas subyugado a la añoranza, en tanto trazaba una linde sobre arranques de
esperanza…
Silencio que desbocas la nostalgia…
Silencio, necesario y cruel silencio.
Silencio, tan necesario, y tan nostálgico, y otras compañero solitario, abrazos querido José Carlos
ResponderEliminarAfuera, silencio y en la mente miriadas de pensamientos desordenados retumbando poderosos. Un abrazo, María :)
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