Anochece…Lleva tiempo empecinada,
constante, imperturbable,
noche a noche, sin descanso,
No hay tregua ni atisbo que la sugiera,
retahílas de despóticos despropósitos,
que machacan el corazón sin piedad alguna.
Todo es gratuito y fácil,
no hay comedimiento que mida esa ira sobrevenida,
no hay ser racional que entienda el por qué,
ni explicación alguna que justifique tanto desamor, tanto
odio.
Hay amor, hay paciencia, pero todo termina por agotarse,
Hay razón, común sentido, pero ambos valores se asfixian
atosigados
por tal desparramo de desconcertante impiedad .
Hay, aunque quizá
poco quede de lo que pudo haber,
el cansancio le derrota y cada vez halla menos fuerzas y
más desasosiego…
Amanece… cantan los pájaros en los árboles que dan a la
ventana,
pero es anecdótico, no está pendiente de eso…
Siente la mano de ella que su espalda acaricia y le cautiva
el trepidante
silencio que llena de calma la estancia…
Un buenos días, un beso, un te quiero,
extrañeza en el rostro de ella por la dureza de la mirada de
él…
Una cabeza sujeta por dos manos velludas nerviosas,
que llora y da gracias en la soledad del aseo,
tras la puerta a pestillo cerrada…
Caminares en la casa y una huida a la nada,
azuzado por un rencor y un orgullo que él quisiera
ver muerto, pero que le empuja a la firmeza
ante la injusticia.
Más silencio, luego sollozos, luego un lo siento…
después un no pasa nada… más besos,
armonía, complicidad, comprensión, deseo…
A la llegada del ocaso, miedo…
no volverá a ocurrir, se dice recelando…
A medianoche en la puerta, arrogante y soberbio,
otra vez el angel negro de la incomprensión y el absurdo…
José Carlos López
Martín
@Costampla
Ufffff, duro cuando se termina el amor y sobretodo la paciencia....
ResponderEliminarUn abrazo