Cruzó cadente el umbral,
amaneciendo a esta vida,
en poderoso caudal,
como las olas que ansían,
amaneciendo a esta vida,
en poderoso caudal,
como las olas que ansían,
al malecón estrellar,
su poderosa energía,
Fue la luz de la alborada,
privilegiado testigo,
de su esperada llegada,
y un universo vestido,
con lo mejor de sus galas,
que sonrió complacido.
Cobijado en el regazo,
de un corazón resurgido,
que le regala caricias.
Entregándose a un destino,
transparente y cristalino,
entre aquellos dulces brazos.
Seguramente lo más tierno que he leído en meses.
ResponderEliminarHola compi. Gracias por el comentario :))
ResponderEliminarAyyy que ternura ta divino
ResponderEliminarGracias x compartir :-))
Muchas gracias por el comentario Keren :))
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