martes, 10 de noviembre de 2020

No son más libres de lo que fuimos nosotros


Recuerdo cuando con cinco añitos, me levantaba presto para ir al parvulario y uno de mis hermanos me dijo -¡Donde vas enano, que no hay “cole” que se ha muerto Franco!- a lo que yo pregunté -¿y quién es ese señor?- a lo que me respondió –El de la foto de detrás de la “seño” que era ya muy mayor-…

Todo lo que recuerdo es que aun tardaron en cambiar la foto, pero que la cambiaron por otro señor más joven que al parecer era el rey y que ahora era el que más mandaba…

Y yo seguí desde entonces a lo mío, de casa al cole, del cole a casa y de camino trastadas mil, como no podía ser de otra manera… Los deberes en una mesa del bar que regentaban mis padres mientras en la de al lado un grupete de taxistas del barrio jugaban al dominó, al tute o a lo que fuera menester…

Percibí desde chiquito desde el diván de un humilde bar, regentado por los mejores psicólogos del mundo, que eran mis padres, las alegrías y tristezas de la gente, aventuras y desventuras y jamás en aquel bar de barrio obrero en el que orgulloso crecí, mi querido “Bar El Parque” en el madrileño Usera, vi por norma discutir por cuestiones de política… Se hablaba de lo mejor o peor que iba el curro, se hablaba de los hijos y sus aventuras y desventuras, se hablaba del pueblo, se hablaba del problema de la droga entre los jóvenes… Pero nunca, nunca, de política… De hecho, cuando algún exaltado ultra, fuera de uno u otro lado, rompía con la habitualidad, rápidamente era reprendido en absoluto quorum e incluso invitado a marcharse con viento fresco a dar por saco a otro lado…

Había gente más afortunada y otra que lo era menos, pero todos, salvo excepciones eran buenos trabajadores y a quien la suerte rematadamente lo fustigaba no le faltaba la solidaridad de sus vecinos sin disquisición alguna… Eso sí, si bien pocos, no faltaban los jetas de rigor, los cuales tenían claro desde el primer momento que, o cambiaban o sobraban en aquel hábitat.  Al yonki que se dejaba, se le ayudaba y a sus padres no les faltaba la entrega de todos… Al yonki que la cagaba se le perdonaba y se le daban oportunidades, mas lo peor venía cuando la droga con ellos no tenía clemencia culminando en drama los sentimientos de un barrio que en verdad se quería…

Estudié en libertad, trabajé en aquel bar siendo un menor y siempre agradeceré a mis padres que me inculcaran el sentido del trabajo, la responsabilidad y el darlo todo por la familia… Estudié, a la par que trabajé como un cabrón junto a mis dos hermanos por los míos para sacar adelante el negocio familiar, recibí el cariño y atención más absolutos …

Quede como anécdota que en el centro juvenil al que asistía como actividad extraescolar, tuve que escuchar que acusaran a mis padres de “burgueses” porque tenían un negocio en un barrio obrero (creo que cuando me soltaron esa bomba yo tenía unos 11 años). Curioso que los “denunciantes” de tamaña vergüenza iban cada sábado por la tarde por allí a ponerse hasta el culo de cañas, patatas bravas y callos mientras aquí servidor, tiraba de bandeja y sonrisa agradecido que visitaran su casa e invitando a varias rondas con la aquiescencia de mis padres.

 

 

Bueno, anécdotas aparte, os aseguro que es difícil no tener en el recuerdo una infancia como la mía… Tuve, no sólo a los abuelos de una u otra rama compartiendo hogar con nosotros sino también otros familiares e incluso amigos que por distintas circunstancias formaron parte en algún momento del conglomerado familiar… Y todos éramos uno y uno éramos todos… ¡Así fue!... Pero no sólo en mi casa si no en las casas de todos…

Con quince años me largue de casa a estudiar tras aprobar una oposición y joder, mentiría si no dijera que me sentí libre… claro que sí, son edades de reivindicación y asentamiento personal, pero ojo, aún lejos y sin un control directo, aproveché el tiempo, saqué adelante mis estudios, cumplí con mis obligaciones familiares y, por supuesto, supe como buen joven divertirme y transgredir todo y si cabe más… Y la cagué en ocasiones, claro que sí, pero siempre consecuente con mis actos… Aun con todo, en esas consecuencias no estuve sólo y siempre noté el empuje de aquellos que de mi cuidaban…

 

Tengo clara una premisa y se refiere a los límites… La Libertad ha de tener límites lógicos pues la de cada uno puede maniobrar contra la de los demás… Creo firmemente que el secreto está en los límites y creo hoy en día estar en posición de afirmar que hay quienes quieren sacar rédito personal o político animando a traspasar límites edificados en robustos cimientos a golpe de denostarlos bajo mentiras y manipulaciones.

Queridos jóvenes y no tan jóvenes negacionistas por pura frustración… Dejad que vuestros límites os los marque el sentido común y jamás la demagogia y la manipulación…

 

Costampla

10/11/2020

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