Os dejo un anticipo de lo que espero, sea mi nueva novela.
Este proyecto es un encendido enemigo del tiempo... !Como huele a hierbabuena!
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PASEO MATUTINO
Caminaba ligero, pero sin prisa,
siguiendo la misma rutina que realizaba cada día de verano. Un paseo de unos cinco kilómetros hasta que
se acababa la pista de la sierra, baño en las cristalinas aguas de la Garganta
de Alardos, un ratito de sol tumbado sobre las piedras y regreso a casa por
donde había venido.
Aquel día, aun siendo apenas las
nueve de la mañana, el sol ya apretaba fuerte, presagiando lo que sería una calurosa
jornada de agosto. El Pico Almanzor, presidía majestuoso al frente, las
escarpadas cumbres de Gredos, el sonido del agua retozando entre las piedras,
junto al apenas perceptible de sus pasos, los aislados graznidos de un par de
mirlos que por allí revoloteaban y la ligera brisa matutina que acariciaba su
rostro… eran las únicas sensaciones que activaban sus sentidos.
Deambulaba cabizbajo, absorto en
sus pensamientos. La llamada de teléfono
recibida la noche anterior le había dejado muy preocupado. Resucitados demonios que el ya creía enterrados,
trataba de atar cabos sueltos, se devanaba los sesos intentando recordar
momentos puntuales que daba ya por diluidos en las entretelas del tiempo sin
hallar la retorcida incógnita que resolviera aquella desquiciante ecuación.
-¿Por qué ahora?- se preguntaba –ya no vive ninguno de aquellos, tan solo quedo
yo- se decía a sí mismo – ¿de quién y por qué esa llamada acusadora y
amenazante?-
-Tengo muy claro que yo no hice
nada malo. Actúe en todo momento con
honestidad e integridad y no busqué otra cosa que dar cumplimiento de lo encomendado. Ellos no me perdonaron nunca pues se
sintieron traicionados, aunque claro, lo que para ellos fue traición, para mí
fue pura justicia. ¡Sí, el trabajo en
equipo como piedra angular de todo, la lealtad, el compañerismo… pero ellos no
eran buena gente, solo miraban por sus intereses! ¡Bastardos, le quieren dar la
vuelta a la tortilla!
-¿Y si siempre estuve equivocado?
Álvaro a menudo me decía que mi espantoso ego me impedía ver mis miserias… Yo
le delaté, a él y a los demás ¡Tenía que hacerlo!-
- Álvaro, murió antes de que se
celebrara el juicio. Irene, Alonso y Carmen, también. El único al que pudieron condenar fue a
Ernesto y apareció ahorcado en su celda cuando apenas llevaba una semana en el
centro penitenciario de Soto del Real.
La muerte visitó al resto del equipo en aquellos meses que estuvieron en
libertad bajo fianza. Álvaro, según la
versión oficial, por el disparo de un yonqui que trato de robarle y al que
nunca encontraron ni detuvieron. Irene,
Alonso y Carmen, empotrados en un pilar del Puente de los Franceses con un
coche mientras circulaban por la M-30.
No hacía siquiera dos meses que aquel coche había sido matriculado, pero
le falló la dirección-
- A mí me protegieron sacándome
de escena. Una operación de cirugía
estética, una nueva identidad y una casita en Madrigal de la Vera, en la
provincia de Cáceres. Allí aparecí con
la tarjeta de presentación de escritor venido a menos, que buscaba en el retiro
que aquellas tierras proporcionaban, un lugar atractivo para la visita de sus desaparecidas
musas; algo no necesario en principio, pues los malos ya habían sido puestos a
buen recaudo pero ¡por si las moscas!, como le reiteraba Andoni o como
realmente se llamase aquel agente del CNI, a quien habían encargado los de
arriba que velase por su seguridad y le pusiese a salvo-
-¡Jamás pensé que nuestras
investigaciones nos llevaran tan lejos ni que existieran tantos intereses tras
las mismas! ¡Joder, tan solo éramos un grupo de historiadores, ávidos por
escarbar en los entresijos del pasado! Encontramos aquel manuscrito, informamos
al Ministerio de Cultura de nuestros hallazgos, quien de inmediato nos conminó
a no hacer público nuestro descubrimiento.
Nos hicieron firmar aquel puto contrato, sí, ¡pero fue tanto lo que nos
proporcionaron para llevar a cabo nuestras investigaciones! … Y luego todo se
torció… ¡El dinero, el cochino dinero! ¡Todo podrido, todo basura!-
-Éramos historiadores, pero ante
todo y por encima de cualquier cosa, éramos amigos ya desde tiempos de la
facultad. Llegamos juntos al cielo, pero
este se desplomó sobre nosotros sin avisar, para arrastrar a unos al infierno y
a mí a la más absoluta soledad… un infierno, al fin y al cabo, si cabe, más
atroz-
Fernando al que en Madrigal conocían como Pedro,
renegaba con la cabeza mientras acometía la bajada del sendero que llevaba al
“Charco de La Caldera”.Costampla
2017.- Año de la Liberación
01/08/2017
Espero ansiosa esta novela, querido amigo!!!
ResponderEliminarCariños!!
Lau.